Distrito Psicoanalitico
  • Inicio
  • HAZ PSICOTERAPIA
    • Delegación Coyoacán
    • Delegación Benito Juárez
    • Psic. Hugo Toro
  • Acerca de
  • PSICOANÁLISIS
    • Biografías
    • ARTÍCULOS DE PSICOANÁLISIS
  • Actualidades
    • Entrevistas
    • ARTÍCULOS
  • CULTURA
    • Literatura
    • Cine
    • Desviaciones >
      • Laguna de letras
    • Filosofía

LITERATURA

Un espacio donde compartir reflexiones y sugerencias sobre literatura actual y clásica.

"De Colombia con amor: reflexiones sobre la obra de Fernando Vallejo."

1/13/2016

0 Comentarios

 
POR: VÍCTOR HUGO TORO SALAZAR

INTRODUCCIÓN
Completamente diferente a cualquier otro autor latinoamericano, Fernando Vallejo es ya una institución de la literatura hispana. La consistente mezcla entre sus anécdotas, ideología, opiniones y acontecimientos históricos y ficticios, convierten la obra de Vallejo en una de las más enriquecedoras experiencias literarias de la actualidad. Un modo de escribir que constituye un agasajo de placer que raya en el orgasmo para el lector y que en entre sus cualidades proyecta novedades de carácter posmoderno en el modo de escribir, que él mismo instituye como una mecánica moderna de la escritura, fundamentándola como un nuevo camino que sí debe ser considerado un sustituto de todo lo anterior.
Dicho camino, establecido en la base estructural sólida de la voz en primera persona; una “barbaridad” sin razón de ser la tercera persona en la actualidad serán los motivos que se encuentran detrás de este modo de escribir y que él mismo menciona. 
Ahora bien, en lo que constituye el presente ensayo, la labor será realizar una revisión estética de la obra, una estética concebida desde las concepciones tradicionalistas de Harold Bloom, en el mismo sentido en que las hubo planteado en “El canon occidental” (2009.)
¿Por qué debemos detenernos a estudiar lo estético en la obra de Fernando Vallejo?
Sencillamente porque en lo que concierne a su obra literaria (habrá que excluir de aquí sus ensayos de física, biología e historia) el tema central serán siempre tabúes sexuales y sociales; desde la pederastia de la iglesia (no reprobada por él) hasta el fenómeno del sicario, pasando por la homosexualidad, la vida, la muerte,  la dignidad humana y animal, el amor y el desprecio; todos estos, temas que por sí mismos podrían ser los cimientos para una obra que podría degenerar en lo impío, lo detestable, sin que a la vista del lector se perciba así, incluso, contrariamente a lo esperable por los temas, uno termina de leer a Vallejo con un buen sabor de boca. Ahora bien, qué obra habremos de escoger para ejecutar este ensayo con objetivos hacia encontrar en qué se edifica dicha estética en las novelas Vallejo, no habrá otra elección posible que su célebre novela “La virgen de los sicarios” (1994).
 
LO ESTÉTICO
​
Para comenzar un análisis de la estética en la voz de la primera persona en la novela “La virgen de los sicarios” de Fernando Vallejo, primero tendríamos que detenernos y hacer un alto, para conceptualizar nuestra propia visión de lo estético, de la belleza en la literatura o de las diferentes emanaciones estéticas en ésta. Para conseguir esto, no hay mejor referente que la obra de Harold Bloom, quien es considerado uno de los críticos literarios más importantes (si no es que el más importante) y de quien habremos de obtener nuestra idea de la estética, a partir de la cual fundamentaremos afirmativa o negativamente éste elemento en la obra de Vallejo.
Harold Bloom, posee una consideración sobre la estética literaria muy ortodoxa para las cosmovisiones más posmodernas;  incluso podría decirse que todo lo que contempla la lente crítica de Bloom es  limitado en términos de su apertura a la literatura de lugares no occidentales. Bloom es un buen referente para concebir la literatura occidental más no la de otros lugares, lo que restringe en cierta medida sus propias apreciaciones. Sin embargo, para el objetivo de este ensayo nos funcionarán sus opiniones.
“El canon occidental” (2009) podría considerarse como la obra cumbre de Harold Bloom, es un texto llamativo cuya intención es volverse el catálogo fundamentalista de la alta cultura literaria; dentro de este texto Bloom afirma acerca de la estética varias cosas que bien convendrían y serían suficientes para elaborar un ensayo solamente de esto; sin embargo, para el tema que nos ocupa habremos de decir que para Bloom la estética literaria está fuertemente englobada en un carácter individual, no grupal; esto es, es obra y producto-para una élite. (Bloom, 2009, p. 26)
Llegará a decir también: “[…] El valor estético surge de la memoria, y también (tal como lo vio Nietzche) del dolor, el dolor a renunciar a placeres más cómodos en favor de otros mucho más difíciles.” (Bloom, 2009, p. 49)
Ésta última frase llega a funcionar a modo de resumen, muy esquemático, de las consideraciones estéticas de H. Bloom. Para él la estética literaria estará enmarcada en dos principios fundamentales, según veo: el primero la dirección hacia la élite intelectual de toda obra literaria; el segundo, la exploración de la obra de lo cómodo y superfluo (de lo Camp, en términos de Zuzan Zontag) hacia lo doloroso y desconocido.
Así pues, respecto a lo estético habremos de repasar estos dos aspectos, a mi vista fundamentales (no los únicos, de acuerdo estoy, pero sí los que he querido imprimir en este trabajo con respeto a la extensión) de la estética planeando con vista de halcón si la obra de Vallejo cumple al menos con estos elementos.

LA VIRGEN DE LOS SICARIOS
“La Virgen de los sicarios” (1994) es una novela del escritor colombiano Fernando Vallejo que trata sobre las aventuras amorosas de Fernando, personaje principal y voz narrativa, con un joven sicario de dieciséis años llamado Alexis; la obra transcurre como una vereda en descenso de la memoria del personaje principal. Escrita en primera persona y con toda una serie de elementos políticos, ideológicos y filosóficos, así como construida en forma de una memoria oscilante entre un recuerdo y otra es una obra en sí misma interesante y que no deja indiferente a nadie.
Ahora bien, ¿Contiene esta obra una estética literaria como la propuesta por Bloom y que desarrollamos en el apartado anterior? La respuesta es un categórico sí, un sí, sí, sí. En el presente capítulo lo que habré de hacer es fundamentar ésta afirmación e ir encajando las piezas para que el lector de modo breve y esquemático pueda en cualquier caso determinar la respuesta.
“[…] Y sí, me morí en mi ley, en primera persona como viví y escribí, despreciando al novelista omnisciente, ese pobre diablo con ínfulas de Dios Padre Todopoderoso, de sabelotodo” (Vallejo, 2013, pp. 287-288)
Como he dicho, la voz de esta novela (y de todas sus demás novelas, cabe decir) es la de la primera persona, una voz difícil, poco manejable que no deja mucho espacio para jugar con los personajes que no sean el propio narrador; una voz poco común y que Vallejo, desde siempre, eligió como suya, la voz propia.
Desde este primer elemento encontramos “la primera palomita”, si de eso se trata (aunque de eso se trata la vida en gran medida), para afirmar una estética tradicionalista en la obra de Vallejo, él ha renunciado a la condescendiente (con el escritor), amable (con el lector), voz de la tercera persona; así que desde esa elección ya nos vamos emparejando a la individualidad de Bloom, en un sentido más bien de unicidad, de lo único, así como que nos vamos aproximando más a la idea de la estética como algo que abandona lo cómodo de un placer (la tercera persona) por un placer más profundo, oscuro, indomeñable: la primera persona.
Sabrá usted, estimado lector, que la gran mayoría de los textos han sido escritos en tercera persona, una tercera persona que nos ha regalado grandes narrativas, grandes personajes y escenarios, profundas reflexiones e inmersiones en mentes; pero también una tercera persona que en la literatura ya se está convirtiendo en un soporte a modo de colchón para que descansen, en su obesa comodidad los escritores. “Como si escribir fuera sencillo”, podría argumentarme usted, y yo refutaría: “Como si no hubiera visto esto antes”.
Por otro lado, y ¿“La Virgen de los sicarios” está escrita para las élites intelectuales?, juzgue usted si no es así  con los siguientes fragmentos de la obra:
“[…] Su cuento era que ‘los ricos son los administradores de los bienes de Dios”. ¿Habrase visto mayor disparate? Dios no existe y el que no existe no tiene bienes. Además el que ayuda a la pobreza la perpetúa. Porque ¿cuál es la ley de este mundo sino que de una pareja de pobres nazcan cinco o diez? La pobreza se autogenera multiplicada por dichas cifras y después, cuando agarra fuerza se propaga como un incendio en progresión geométrica. Mi fórmula para acabar con ella no es hacerles casa a los que la padecen y se empeñan en no ser ricos: es cianurarles de una vez por todas el agua y listo; sufren un ratico pero dejan de sufrir años. Lo demás es alcahuetería de la paridera.” (Vallejo, 1994, p. 97)
Si Vallejo despotrica contra la pobreza, despotrica contra la gran mayoría de los seres humanos en este planeta, y ¿quién será el oído de ese despotricar?, qué otro si no son las élites. He aquí el elemento de lo individual, no de lo colectivo, que exige Bloom para el valor estético de la literatura, he aquí el primer elemento crucial de su concepción de la estética literaria que va en favor de unos cuantos, Vallejo, como él mismo me comentó escribe “para  unas 5000 personas”, no más, es decir, escribe para una élite y no para las colectividades, quiero decir, para las masas; clases que “[…] ya tiene suficientes angustias, y prefieren la religión como alivio.” (Bloom, 2009, p. 49)
Si la anterior cita de Vallejo y sus consecuentes reflexiones no le bastaron, estimado lector, sírvase de la siguiente, que será la última de la que me valdré, de otro modo, esto se prolongaría demasiado:
“¿Se les hace impropio un viejo matando a un muchacho? Claro que sí, por su puesto. Todo en la vejez es impropio: matar, reírse, el sexo, y sobre todo seguir viviendo. Salvo morirse, todo en la vejez es impropio. La vejez es indigna, indecente, repulsiva, infame, asquerosa, y los viejos no tienen más derecho que el de la muerte.” (Vallejo, 1994, p. 126)
No abordaré mayor reflexión sobre esto, más que el hecho de que cumple con la construcción de una ideología dentro del aparato literario de la novela y que no desentona con ella. Por lo demás, una única pregunta para usted: ¿No es belleza lo que acaba de leer? No el contenido, sino la forma de decirlo, la forma de descifrar lo que en el inconsciente colectivo se viene pensando, lo sublime de imprimirle belleza al peor de los sentires lo impropio de la vejez y la muerte.
Cierro a todo esto, con una sola frase de Harold Bloom, lente que nos ha servido para este trabajo: “[…] En la práctica, el valor estético puede reconocerse o experimentarse, pero no puede transmitirse a aquellos que son incapaces de captar sus sensaciones y percepciones. Reñir por él nunca lleva a nada.” (Bloom, 2009, p. 27)
 
 CONCLUSIÓN
Adelanté mi conclusión en el segundo capítulo, ya sabe usted que a la pregunta planteada en la introducción sobre la estética en la obra de Vallejo he respondido con una afirmación, pero ya conoce usted los motivos que se encuentran detrás de esa afirmación y que defiendo a capa y espada. No nos detengamos más en conclusiones que no vienen al caso porque creo que éste trabajo habla por sí mismo en términos de querer demostrar lo que se planteó demostrar, esto es: que la obra de Fernando Vallejo constituye un referente de lo que para Harold Bloom era la estética y el valor estético en la literatura; unas concepciones dedicadas para las élites culturales y una consideraciones de la belleza por demás ortodoxas, pero siempre así en la línea de la alta cultura.
Finalmente, he de decir que también la obra de Vallejo habla por sí misma, considero que incluso debatir la estética de su obra ha sido pueril, fácil si se quiere. Tan evidente a mis ojos es una estética que surge en la medida en que te vas empapando de las palabras y las frases; una estética que vas recorriendo sobre cada renglón con tus ojos descifrando las letras y formando palabras, comprendiendo frases y enunciados, para finalmente deleitarse con un paisaje sublime de algo que no es una novela, es algo más. “Lo llamamos ‘novela’ porque con esa etiqueta designamos infinidad de libros que no se parecen. Pero no, no es novela, es otra cosa. ¿Qué cosa? ¡Lo que sea, qué más da! Empezando el siglo XXI eso ya no tiene importancia.” (Vallejo, 2013, p. 293)
 
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bloom, Harold. (2009), “El canon occidental”, Ed. Anagrama: Barcelona, España.
Vallejo, Fernando. (2013), “Peroratas”, Ed. Alfaguara: México, D.F.
Vallejo, Fernando. (1994), “La Virgen de los sicarios”, Ed. Alfaguara: México, D.F. 

0 Comentarios



Deja una respuesta.

    Imagen
Sitio con tecnología de Weebly. Administrado por Hosting-Mexico
Fotos de candi..., aeneastudio, TheAlieness GiselaGiardino²³
  • Inicio
  • HAZ PSICOTERAPIA
    • Delegación Coyoacán
    • Delegación Benito Juárez
    • Psic. Hugo Toro
  • Acerca de
  • PSICOANÁLISIS
    • Biografías
    • ARTÍCULOS DE PSICOANÁLISIS
  • Actualidades
    • Entrevistas
    • ARTÍCULOS
  • CULTURA
    • Literatura
    • Cine
    • Desviaciones >
      • Laguna de letras
    • Filosofía