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LITERATURA

Un espacio donde compartir reflexiones y sugerencias sobre literatura actual y clásica.

El llano en llamas: cuentos de la lucha masoquista por 'ser'.

4/12/2016

1 Comentario

 
POR: V. H. TORO
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Parece "seductoramente" tentativo a los ojos del lector leer la obra de Juan Rulfo, en específico el cuento “El llano en llamas” que ahora nos ocupa, con la ligereza que se lee cualquier novela o cuento; esto a la intención de quien desea obtener de ella una buena pasadera de tiempo, elucubrando imaginariamente los escenarios que genialmente nos describe Rulfo en sus escritos. Sin embargo, no podemos negar que, con la genialidad de Rulfo y en el contexto que narra podríamos bien sacar una serie de notas interpretativas a la obra general (el texto completo) y, en lo particular, al cuento del que ahora me ocupo, así como una revisión de las condiciones humanas que en ella se narran y que son, sin temor a equivocarme, dignos objetos de estudio.

De entrada, Rulfo resuelve narrar las aventuras y experiencias de un grupo de revolucionarios a través de la voz, literariamente poco común, de la primera persona; nos encontramos en un escenario de guerrilla, iniciando con los gritos de un escuadrón de la milicia federal, contrarios al grupo de nuestro protagonista (el grupo revolucionario). De un momento a otro se genera el enfrentamiento, dándose éste en la barranca. Los federales, gritan el nombre de su general “¡Viva Petronilo Flores!”, mientras que, del otro lado, los revolucionarios, sin saber bien por qué se grita, pero entendiendo instintivamente la rivalidad que arde entre ambos, también han de gritar a favor de su causa y se enfrentarán, pobremente, a los federales con algunos rifles y una mediana, por no decir ínfima, preparación militar.

Resulta casi una obviedad decir que aquel enfrentamiento termina, luego de algunos sucesos más en los que no repararé, en la disolución del grupo revolucionario. Ahora, nuestro protagonista se encuentra con cuatro más de sus compañeros en el cañón del Tozín, enfrentándose pobremente a la vida, cuidándose del asedio de los federales, alimentándose con lo que humanamente puede conseguir; al protagonista la vida de huida le resulta insensata, añora el poderío de su grupo y la fuerza revolucionaria de la que era parte, cuando afirma: “Estábamos allí, empezando a sentir que ya no servíamos para nada. Y de no saber que nos colgarían a todos, hubiéramos ido a pacificarnos.” (Rulfo, 2006, p. 201)

Habremos ahora de hacer un paréntesis en ésta parte del cuento porque es, en esencia, en la que me habré de enfocar fundamentalmente. El protagonista se encuentra ahora, relativamente, seguro, viviendo una vida austera y poco cómoda, hay que decirlo, pero lejana al sentimiento de “utilidad” (el protagonista ha de sentirse útil por la única vía de la revolución), que lo dota de sentido ontológico, a pesar del constante peligro de perder la vida.

Ahora bien, leemos, de la voz de Rulfo, la incomodidad y añoranza del protagonista respecto del batallón revolucionario. Aquí surge la pregunta central de nuestro análisis: ¿Qué impulsa al protagonista de la obra a querer regresar al peligro constante y mortal de la vida revolucionaria?

Parece ser que el protagonista, al disolverse su grupo revolucionario, se enfrenta a una realidad humana atemorizante: la intrascendencia de su vida, o bien, en términos frankleanos su “sinsentido”. Bien sabemos que el hombre virtualmente busca de una u otra manera la trascendencia por medio de diversas maneras y caminos; sería por lo demás plausible que el protagonista hubiese encontrado su oportunidad de trascender así como un buen sentido de vida a partir del movimiento revolucionario que implica, precisamente, la posibilidad de trascender. El brinco de la vida revolucionaria a la “nada” de la vida civil (que no solamente es civil sino que además, se encuentra caracterizada por la constante huida de la persecución federal), sugiere para el protagonista una angustia y añoranza que manifiesta hasta el momento en que es llamado al lugar de San Buenaventura, donde se reúne de vuelta con sus correligionarios. Ya en San Buenaventura, habla del poder del grupo en el “ayer” y lo habla con un soberano tono de orgullo de que ha vuelto dicho poderío; dicho orgullo de quien le ha regresado la trascendencia a su vida (el sentimiento de que “si sirven para algo”, acorde a la cita anterior) en su quehacer como revolucionario. El protagonista sabe perfectamente que su vida dentro del movimiento revolucionario tiene un sentido, puede no quedar claro el sentido de la trascendencia, pero al menos el sentido de pertenencia queda fielmente manifestado, cuando afirma que su general Pedro Zamora los cuida y los protege, y describe las virtudes y placeres que formar parte del batallón implica. (Rulfo, 2006, p. 208)

Ya deshecho el batallón, luego del descarrilamiento del tren; el protagonista se encuentra abandonado a su suerte, ya sin líder, ya sin grupo, ahí encarcelado; pero ahora añorando el amor de una mujer, la que ahora vislumbra como “la mejor de todas” y la que ha de otorgarle otra satisfacción más, otro modo de trascender: un hijo.
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Sería pues, éste, finalmente el móvil interno que guía al protagonista a volver y volver a su grupo revolucionario, en un sentido repetitivo y masoquista, aun cuando las fuerzas federales les superan en capacidad y formación; sería pues también el motor que guía gran parte de su afán durante el relato, el asunto no es ya la propia revolución, sino su oportunidad de conseguir algo ulterior y “supremo” de su vida, la satisfacción de la misma y el sentido encontrado en una causa externa a él: la revolución, el grupo, su general y, finalmente, su hijo. 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: 
Rulfo, Juan. (2006), "Pedro Páramo y El llano en llamas", Editorial Planeta: México, D.F.

1 Comentario
isidre mones pons
7/22/2021 04:15:38 am

magnífico.

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