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LITERATURA

Un espacio donde compartir reflexiones y sugerencias sobre literatura actual y clásica.

Sobre lo cotidiano en la obra de alice munro

7/16/2017

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Por: Hugo Toro.
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Introducción
 De la literatura de Alice Munro se podrían decir miles de cosas y analizarse, por lo demás, otras tantas; sin embargo, en lo que concierne a este artículo habremos de revisar algo que en mi lectura de esta extraordinaria escritora canadiense supuso una constante: la cotidianeidad. Uno de mis textos favoritos de esta escritora es, sin duda, su antología de relatos “Mi vida querida”, donde la Nobel 2011 nos aproxima a una serie de humanos personajes y a sus vivencias, en condiciones cotidianas y que no suponen una necesidad excesiva de lo que se conoce como “suspensión de la incredulidad”.

Esta constante que denuncio ahora y que tiene que ver con lo cotidiano como punto de partida es el eje central de lo que aquí pretendo exponer; es importante considerar que muchas personas buscan en la lectura situaciones que confronten con circunstancias poco comunes, aventuras extravagantes como las del famoso Robert Langdon, célebre personaje del escritor pop Dan Brown. Personajes como este que recién menciono reúnen características suprahuamas, que nos mantienen al filo del asiento, no así, a lo largo de toda la antología “Mi vida querida”.

En un paralelo a  todo lo excepcional que puede presentar la literatura común (pop), Munro nos enfrenta a circunstancias que bien podrían catalogarse de “comunes”, cotidianas, no hay personas sobresalientes, no hay súper-humanos. Los personajes de Munro son seres en los que podemos mirarnos a nosotros mismos o a las personas que nos han acompañado a lo largo de nuestras vidas.

Así pues, dos preguntas surgen a todo esto: ¿Es realmente cotidiano lo que ocurre en la obra de Alice Munro? Y ¿Para qué hace uso Munro de la cotidianeidad en su creación literaria?

Trataré de responder a ambas preguntas, echando mano de la propia obra de Munro; así como de otras obras literarias que nos servirán de plataforma para construir una respuesta y así, finalmente, armar una conclusión más o menos general sobre la obra de Alice Munro “Mi vida querida”.
 
1. ¿Es realmente cotidiano lo que ocurre en la obra “Mi vida querida” de la Nobel Alice Munro? 
Antes que nada, debemos emprender una breve reflexión sobre lo que es en realidad lo cotidiano; podríamos decir que lo cotidiano es aquello que nos ocurre a diario, es algo que no supone algo extraordinario, sino que, por el contrario, es lo ordinario; lo cotidiano es lo que vivimos todos nosotros, los “normales”, los que no estamos sujetos a grandes o exageradas condiciones de vida.
 
Dice Mauricio Baro (2001, p. 9): “Lo cotidiano por su parte, envuelve al cuerpo con sus olores, sabores, etc. En él nosotros somos protagonistas, parte de esa seducción. Porque lo cotidiano implica la presencia y uso humano masivos. Lo cotidiano requiere del “contacto” del día a día, de esa ficción, ese roce diario.”
 
Y así es, lo cotidiano implica lo humano, la vida en su expresión más amplia, en sus detalles más comunes e íntimos: olores, sabores, recuerdos, experiencias, calles, árboles, casas, todo cuanto hay; porque es el momento y la forma en lo humano, es decir, nosotros nos manifestamos en este continuo que es la vida. Lo cotidiano implica eso a lo que estamos acostumbrados, aquello que experimentamos diariamente.
Ahora bien, hemos hablado brevemente de lo cotidiano, aunque no cuanto quisiera, pero es momento de hablar de la obra de Alice Munro, “Mi vida querida”. ¿Será realmente cotidiano lo que ocurre en la obra de Alice Munro?, juzgue usted:
 
-Cuento “Irse de Maverley” (2014, p. 75): “En los tiempos en que había un cine en todos los pueblos, en Maverley también lo había y, como tantos otros, era el cine Capital […]”
-Cuento “Grava” (2014, p. 99): “En aquella época vivíamos al lado de una cantera de grava. No una de esas excavaciones enormes con maquinaria monstruosa, sino un foso de escasa envergadura con el que un granjero debía de haberse sacado un dinero años atrás. […]”
-Cuento “Dolly” (2014, p. 262): “A Franklin no le gustaba comer fuera. A mí sí. Caminé un rato más, ya a paso normal, para hacer tiempo hasta que abrieran. En un escaparate vi un pañuelo que me gustaba y pensé que debía entrar y comprármelo, que me sentaría bien, ero nada más tocarlo lo tuve que soltar. Su tacto sedoso me dio náuseas.”
 
Las dos primeras citas son la apertura del cuento; la última cita es uno de los comentarios de la protagonista del cuento. En el primero, el recuerdo de un pueblo y su cinema; nos acoge y nos acomoda magistralmente en un ambiente provinciano. En la segunda cita, una descripción de un lugar de vivienda que se vivía en una cantera, pequeña, con la que se ganaba “algo” de dinero en otro tiempo, algún granjero. En la última, un marido al que no le gusta comer fuera, un pañuelo, un deseo de poseerlo.
 
Juzgue el lector si no queda plenamente manifiesto lo cotidiano en estas tres citas; nada fuera de lo ordinario, ningún asesinato sin resolver, ninguna clave por revelar, no hay ninguna transformación en un bicho, ni una invasión a Marte; no hay más que hechos, recuerdos y experiencias que tanto usted como yo podríamos haber compartido, eso es lo cotidiano. Aunque pobre en la cantidad de citas, considéreselas representativas y, seguro, en los demás cuentos encontrarán inicios semejantes, más aún en aquellos de la última parte de libro “Finale”, que son relatos autobiográficos de la infancia y juventud de Alice Munro. ¿Qué más cotidiano que la vida misma de la autora?
 
Ahora bien, es precisamente este aspecto en la obra de Munro lo que nos envuelve y nos consciente al leerla. La genialidad de la obra de Munro está en el hecho de que ha sabido entretener con algo que pareciera ser poco o nada entretenido. Munro ha logrado fijar la atención del lector por cientos de páginas, con una estructura literaria poco moderna o, mejor dicho, poco “de moda” como lo es el cuento, a través de la narración de hechos que por lo demás, nos podría estar contando nuestro abuelo o que bien podríamos estar viviendo nosotros. Eso a lo que pocos le apostaban por pretenderse “aburrido” o incluso desolador, Munro con su magistral e innegable talento, lo ha convertido en joyas literarias que te mantienen atento hasta la última palabra. Es lo cotidiano un nuevo tema, es el cuento algo vivo; amabas cosas, un nacimiento y un renacimiento, se los debemos, sin duda, a Alice Munro.
 
2. ¿Para qué echa mano Alice Munro de lo cotidiano en su creación literaria? 
Sí, lo que ocurre en la obra de Munro es cotidiano. Sí lo es y ése es el brillo particular de su obra, el gran tesoro que encontramos al leer a la Nobel canadiense. Franzen (2013, p. 308) en su octálogo sobre el valor de la obra de Munro comenta: “Su tema son las personas. Personas personas personas”. Y Franzen tiene justa razón; el tema de Munro son las personas y hablar de las personas es hablar de lo cotidiano, es convertir a los personajes en una extensión de nosotros, porque sus vidas, son las nuestras, son, como he dicho, un buen espejo donde mirarnos.
 
El para qué Munro escribe sobre lo cotidiano, cuando, como hemos visto, podría ser un tema aburrido o poco atractivo para los lectores modernos acostumbrados a estimularse con temáticas extraordinarias. Es una pregunta que no podemos responder, sólo hacer pequeñas conjeturas. Aquí va la mía.
 
La respuesta parecer ser clara para mí e incluso, el propio Franzen en su benevolente ensayo a la obra munroviana la responde sin quererlo conscientemente, cuando dice:
 
“Leer a Munro me lleva a ese estado de reflexión tranquila en que pienso en mi propia vida: en las decisiones que he tomado, las cosas que he hecho y no he hecho, la clase de persona que soy, la perspectiva de la muerte. […] Porque mientras me hallo inmerso en un cuento de Munro, estoy concediendo a un personaje imaginario el mismo respeto solemne y callado y el profundo interés que me concedo a mí en mis mejores momentos como ser humano.” (Franzen, 2013, pp. 313-314)
 
Ese efecto es lo que la lectura de Munro ocasiona, a través de sus personajes, de los  recuerdos, hechos, experiencias de los seres humanos que protagonizan sus cuentos nos vemos a nosotros mismos, o bien, vemos a alguien más de nuestra propia vida; observamos lo que somos porque lo cotidiano nos abraza como seres humanos y nos encontramos, lo cual en una lectura narrativa es complejo de lograr, pero cuando ocurre es un gran placer. He aquí nuestro para qué, creo firmemente que este efecto de reflejo, en el que nos miramos a través del espejo de lo cotidiano de los cuentos, es el motivo de Munro para soportar desde ese lugar sus narraciones.
 
Algunas conclusiones
 Lo cotidiano en la obra de Alice Munro es evidente, se encuentra en cada página, en cada personaje, en cada palabra que nos ofrece la autora canadiense en sus narraciones. El efecto que produce en quien lo lee ya lo hemos revisado, si lo que ocurre es auténticamente cotidiano o no, también; sin embargo, el elemento de la cotidianeidad es un elemento peligroso en la literatura, porque puede convertirse en el peor enemigo de un escritor, lo cotidiano requiere genialidad en la escritura, debido a que no cualquiera puede entretener o poner el ojo o la lente literaria adecuada para que eso se convierta en algo digno de leerse o, por lo menos, no aburrido. Así pues, lo cotidiano en la obra de Munro no hace más que convertirse en la prueba más manifiesta de la genialidad de esa autora.
 
Finalmente, bien podría usarse lo cotidiano para criticar la obra de la canadiense; aludiendo a lo poco “de moda” que ese tema se encuentra en la actualidad, o podría ponerse el acento en la crítica en otro lado en el campo de lo cotidiano; sin embargo, ¿no es, como hemos visto, lo cotidiano algo que nos hace reflexionar sobre nosotros mismos”, ¿no encontramos en los cuentos munrovianos entretenimiento, reflexión, datos históricos y nociones claras de un tiempo y alejano?
 
La respuesta a estas preguntas es un sí categórico y en ese sí, encuentro yo, o mejor dicho, fundamento el auténtico valor de la obra munroviana, quien lee a Munro, se enfrenta humildemente a una obra digna y por lo demás extraordinaria, porque supera las tendencias de la actualidad e incluso aventurándose de esa manera, provoca en el lector múltiples y valiosos efectos. Se debe leer a Munro, si no como un ejercicio de aproximarse a la buena literatura, sí como un ejercicio para aproximarse a uno mismo…
 
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
 
Baros, Mauricio. (2001), “La seducción de lo cotidiano”, ARQ. Mes julio, núm. 48.
Franzen, Jonathan. (2013), Más afuera (Farther Hawai). Editorial Salamandra: Barcelona, España.
Munro, Alice. (2014), Mi vida querida. Editorial Lumen: Ciudad de México.
 

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