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C  I  N  E

Un Blog donde nuestros colaboradores abordan diversas películas desde un enfoque artístico, filosófico y psicoanalítico aportando visiones originales y puntos de encuentro entre las diferentes disciplinas.

María bonita: vivir bajo el cobijo del sublime manto de la belleza. 

5/5/2016

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POR: V. H. TORO
Imagen

A nivel personal, María Félix, es una atracción natural: sus hombros delgados y definidos, unas manos poderosas y hermosas, con un rostro enmarcado en negruzcas cejas que parecen resguardar el pozo de sus pupilas, sumergidas en ojos grandes y redondos, poderosos; el contorno de una nariz, que coqueta, apunta hacia el frente.  Una belleza que empecé a notar por ahí del inicio de la adolescencia, que en silencio me enamoró y que me hizo tomarla en cuenta, en el universo de películas blanco y negro que de entrada yo despreciaba.
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He visto muchas películas de María Félix pero, para nada, un número cercano a las 47 películas que realizó a lo largo de su trayectoria artística, ya fuera en América latina o en Europa. No se puede pensar en la Época de oro del Cine Mexicano, sin referirnos inevitablemente a: Jorge Negrete, Pedro Armendáriz, Dolores del Río y María Félix.

Sin embargo, hay algo que en mi visión de sus películas brincaba a mi mente, mejor digamos a mi percepción, y es que se trataba del mismo personaje; con cierta perplejidad podía fácilmente imaginar intercambiar un personaje por otro entre películas, poner a “La cucaracha” en Doña Bárbara (1943), o poner a “Juana Gallo” en La devoradora (1946) o en Doña Diabla (1949). Se trata entonces de un mismo modelo, de un esquema específico de personaje que puede, sin dificultad, ser trasladado entre películas y que echan mano de un elemento particularmente atractivo para muchos, la masculinidad intrínseca a una incomparable belleza femenina. Los dioses dotaron a María, a María bonita, de un carácter varonil, salvaje y honrado, lleno de sobrada dignidad, característico del norte de los primeros años del siglo XX; un carácter que la hará mutar a lo largo de los años a ser “La Doña”, apodo que implica una sumisión, una jefatura, un dejo de superioridad. Don: De Origen Noble.

Te hablo a ti, María. Mi María “bonita”, mi María de todos, mi doña. Nos ponemos todos a tus pies María, por tu poder, por tu belleza y por ser María Félix; pero jamás por tus dotes histriónicas.

Sí, eras una.  Y, por fortuna o por desgracia, no pudiste dejar de serlo nunca; no fuiste por lo tanto, una gran actriz, ni siquiera pienso que podría decirse que fuiste actriz, eras sólo tú misma, interpretándote. Te casaste con un personaje, que era el propio y que tú solita construiste y que nosotros nos encargamos de amar. Cuando nos abandonaste, soberbia, el mismo día de tu cumpleaños, el 8 de abril de 2002, el cine no perdió contigo a una actriz, perdió a un gran personaje, que jamás dejó de existir, dentro y fuera de la filmografía; te vivíamos y, finalmente, te perdimos…

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