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C  I  N  E

Un Blog donde nuestros colaboradores abordan diversas películas desde un enfoque artístico, filosófico y psicoanalítico aportando visiones originales y puntos de encuentro entre las diferentes disciplinas.

Voldemort desea devenir sujeto: la falta constitutiva. 

8/26/2016

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POR: HUGO TORO
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 En lo sucesivo habremos de revisar el devenir sujeto de un personaje de la saga de “Harry Potter”, el personaje en cuestión, Lord Voldemort será, como veremos, el prototipo del deseo-deseo de ley  y de la constitución del sujeto en la falta.
 
      Antes de comenzar quisiera puntualizar algunas consideraciones sobre lo que podría parecer un uso poco común y hasta inadecuado del denominado “psicoanálisis aplicado”. Quizás resulte atractivamente divertida la idea de que una producción literaria tan poco considerada en las esferas de la alta cultura, por su carácter tan paradigmáticamente pop, como Harry Potter sea tomada en cuenta para la elaboración de un artículo que describa brevemente la constitución del sujeto en la falta. Sin embargo, considero que aún cuando el objeto de estudio sea el más estrafalario y superficial producto de la cultura pop, no se puede despreciar el carácter descriptivo que guardan sus personajes y la presteza que presentan para ser tomados como ejemplos de las grandes ideas. Tomemos en cuenta a Gordolfo Gelatino, el cómico y desagradable personaje de “Los polivoces”, para dar ejemplo de la psicosis materna, la simbiosis, la alienación del sujeto a la madre, el fracaso del Nombre del Padre, el falso-self winnicottiano, el narcisismo patológico, la relación especular con los padres etc.; podríamos tomar en cuenta otros tantos ejemplos, el caso es que sirven, precisamente, para ilustrar con cierta facilidad conceptos complejos. Finalmente, no soy yo el único que ha echado mano de la cultura pop para desarrollar ideas psicoanalíticas, otros más brillantes que yo lo han hecho, el máximo exponente de esta tendencia es el autor lacaniano marxista Slajov Zizek, quien suele tomar prestadas las obras cinematográficas y televisivas para elaborar y desarrollar sus ideas teóricas.
 
      Me enfocaré en los tres últimos libros de la saga: “Harry Potter y la orden del Fénix”, “Harry Potter y el misterio del príncipe mestizo” y “Harry Potter y las reliquias de la muerte”, precisamente porque es en estos tomos en los que se configura la vulnerabilidad, la falibilidad de Lord Voldemort, es decir, donde se constituye un sujeto en falta.
 
        Sabemos bien que en el momento de la cumbre de su poder, cuando “cualquiera que lo retara no salía vivo”, Lord Voldemort encontraba ya pocas resistencias, una única profecía supuso el devenir de los eventos que habrían de constituir su fin, en la primera guerra mágica, y su eventual fin cuando hubo “regresado” de la muerte con favor de los horrocruxes.
 
        La profecía se encuentra célebremente plasmada en el quinto libro de la saga reza:
“El único con el poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca…Nacido de los que han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el sétimo mes… Y el Señor Tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce…Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida… El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso nacerá al concluir el séptimo mes…” (H.P. y la orden del fénix, pp. 864-865)
 
    Lord Voldemort nunca dejó de ser un personaje excepcionalmente engreído, creyéndose una totalidad se coloca en el lugar imaginario de Otro perfecto y completo, el Otro de los otros; quien dicta las vidas y a partir de quien se tejerían todas las relaciones entre la comunidad mágica. Lo consigue en cierto sentido, lo logra, su carácter orgulloso y aparentemente vacío de amor se coloca en las bocas de la comunidad mágica inglesa quienes comienzan a vivir a partir de la presunción de su poder y a partir de los significantes que él representa: un significante para otro significante (la representación del sujeto que argumentaba Lacan).
 
          Pero, cuando surge la profecía de la profesora Trewlaney,  Voldemort acude a ella casi inevitablemente, el valor de la profecía lo da él mismo, lo dice Dumbledore en el sexto libro; una profecía que no tendría sentido si el sujeto al que se dirige fundamentalmente (a Voldemort) no le hubiera dado el valor. Si Lord Voldemort hubiera ignorado la profecía se habría consolidado como la Otredad maligna que él deseaba, aquel sujeto sin pasado, que se determina así mismo, en un onanismo existencial que desentona con todo lo que suponga que se ha determinado por otros significantes, Lord Voldemort cede a ése aspecto gozoso de su existencia, se rehúsa a tocar ese goce que le transforma en un monstruo, en una entidad desconocida que se construye como una sombra sin rumbo y sin sentido, pues el sentido, por más que quiera imponerlo él, negando su falta (psicosis) jamás vendrá dado por él, el campo simbólico lo excede y es la profecía la que lo enfrenta con esa realidad que lejos de negar acepta, en un último atisbo de humanidad. En un atisbo de devenir sujeto…
 
       Cuando Lord Voldemort acepta la profecía no está luchando por conservar la perversidad de su lugar como Otro de los otros, más aún, el elemento psicótico de rehusar el elemento de su falta; está luchando por ser sujeto.
 
               La profecía lo deja en falta, es el corte del significante, el corte que ejerce el orden simbólico mismo; la profecía no asegura la muerte de Voldemort, lo que hace es dotarlo de un objeto que no posee, de una falta constitutiva que lo contrapone a su posición de Otro, que tanto anhelaba, la falta que ejerce el motor que deviene en un deseo, el deseo de aquello de lo que se encuentra en falta.
 
           La profecía lo articula como sujeto desde el momento en que la acepta, pues lo constituye frente a un significante (la profecía misma), él mismo ya no se encuentra en lo real de la experiencia, sino que ingresa como quien no quiere la cosa, al orden simbólico, imponiéndose así el lugar de pequeño objeto a del Otro (la profecía), a la que a partir de ahora tiene que responder, por ello busca a su Némesis, para cumplir la profecía para bien o para mal, debe cumplirle a Algo (A) a un Otro.
 
                 La constitución de Voldemort, de la locura inmediata de la negación de su falta, en plena estructura que bien podría considerarse como una psicosis ya que, parafraseando al psicoanalista Daniel Gerber, en la psicosis lo que falta es la falta, a la constitución de un sujeto que se encuentra ya inscrito en lo simbólico que tanto se negaba a aceptar y que lo constituía como sujeto en función de otros significantes, ya no podría hacer más, el final de Lord Voldemort, su muerte está autorizada por él mismo que se ha logrado sujeto, colocado en un lugar lejano a la experiencia del goce absoluto. Voldemort deseaba devenir sujeto, buscaba la falta, falta que encontró en un elemento que podría parecer sin importancia, casi banal, la profecía de una mujer que pocas veces es tomada en cuenta, mucho menos en serio…
 
                  Es así, como se sitúa la experiencia del sujeto, la inscripción en un orden simbólico que lo coloca frente a un significante que es para otro significante, dejándolo además deseante de aquello de lo que se encuentra en falta y que a partir de un momento crucial no podrá volver a capturar, buscará objetos sustitutos. Lord Voldemort debía constituirse en falta para hacer historia, la historia se compone de sujetos falibles, finitos, el Otro total y completo no hace historia, el Dios cristiano devino hombre para hacer historia, para morir, y para luego reivindicarse divino al resucitar, incluso hay algo que Dios quiere, nuestra adoración, no hay Otro completo y perfecto, a lo más habrá Otro en falta y es ahí donde nos constituye la pregunta por el qué quiere ese Otro, que Lord Voldemort intenta responder, qué será de la profecía que ahora le exige algo, condenado, claro está, a su propio devenir sujeto…
 
Referencias bibliográficas:
Rowling, J.K. (2003), “Harry Potter y la Orden del Fénix.”, Ed. Salamandra: México, D.F.
Rowling, J.K. (2005), “Harry Potter y el misterio del príncipe mestizo.”, Ed. Salamandra: México, D.F.
Rowling, J.K. (2007), “Harry Potter y las reliquias de la muerte.”, Ed. Salamandra: México, D.F.
 
 
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Foto de HARRY NG
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