Participación dada en el marco del · Coloquio Internacional Nodaléctica y su relación con otros saberes en torno al malestar en la cultura · , el 6 de diciembre de 2018. Bueno, en principio, mi pregunta de apertura era: ¿hay lugar para el amor en el discurso capitalista? Pregunta que hace un rato me pareció un tanto imbécil y, si son amables conmigo, más bien inocente. La quiero replantear para decir ¿Hay lugar para el amor después del discurso capitalista?
Quisiera comenzar con una frase de Lacan que ya se ha dicho miles de veces, del seminario V, “amar es dar lo que no se tiene”, ya falta poco para que en los muros de acción poética lo utilicen o hasta en playeras, quisiera subrayar ese dar lo que no se tiene que remite a un concepto lacaniano que tiene que ver con la falta, en términos freudianos con la castración, y que por supuesto coloca al sujeto en el lugar de entender su incompletud, justo ese lugar del que Ángel decía del discurso capitalista que elude el punto de incompletud. Precisamente amar nos coloca en ese punto en el que no podemos eludir que somos seres incompletos que siempre estamos ahí desde la castración. Miller dice, me parece que en los seminarios de Caracas, que amar feminiza al hombre y que eso lo vuelve un ser cómico, y efectivamente, un ser enamorado es un ser cómico pues es un ser castrado, feminizado. Quisiera hacer el cierre de este primer punto para decir que el amor es un lugar de incompletud. Pasemos a otra frase de Lacan, dada en el seminario X dedicado a la angustia, donde dice “El amor es lo único que permite al goce condescender al deseo”, es decir, sólo el amor puede liberar la corporalidad del goce para instaurar o permitir la articulación del deseo, que vuelve al sujeto un sujeto sujetado a su deseo inconsciente; precisamente ahí, en la estructuración del deseo por encima del goce forma al sujeto, el goce lo aniquila. Uno puede pensar en Santa Teresa y su éxtasis, podemos pensar así el goce, en ella como ese goce máximo que aniquila al sujeto, que lo disuelve en una cosa ominosa para ponernos un poco freudianos. El amor en este sentido, cubre con un manto de belleza lo sublime del goce, pero al mismo tiempo, ese manto permite breves destellos que le permiten al sujeto entrar por pequeños momentos en contacto con ese goce, ahora, estamos en dos puntos: el lugar de la incompletud y por el otro, la instauración del deseo que permite al sujeto alejarse del goce. Vayamos ahora al discurso capitalista que, como ya hemos escuchado, instaura un imperativo categórico: ¡goza! Este imperativo arroja al sujeto a su goce sin salvavidas, el salvavidas creado por la humanidad es precisamente el amor pero en el discurso capitalista y en el goce, en la lógica del discurso capitalista, el amor no puede encontrar un lugar, porque el amor precisamente introduce la idea de incompletud, nadie puede gozar si se sabe incompleto; esa es la gran ilusión y el gran malestar que genera seguir el imperativo categórico del goce. Dice Colette Soler “el capitalismo no habla del amor, hace comercio del amor”, y claro, porque como decía Pamela el objeto de amor es visto como un producto de mercado sobre el cual se goza y no como un otro con el cual se establece un vínculo. Quisiera cerrar un poco... más bien no un poco, sino cerrarla definitivamente mi intervención con una frase de un querido amigo psicoanalista Helí Morales: “¿Para qué sirve el amor? Para intentar suplir la violencia de la no relación sexual.” Es justamente ese lugar el lugar del amor en el devenir humano. ¿Hay lugar para el amor después del discurso capitalista? Yo no creo y me parece que es precisamente eso lo que ha generado tanto malestar y lo que ha generado las elaboraciones más recientes como el poliamor y todo aquello, son elaboraciones que no permiten la entrada de la incompletud, que no permiten la posición del sujeto, lo desplazan para convertirse en un ser ya no para la muerte, sino hacia la muerte, en esta idea que Alba decía sobre la pulsión de muerte. Esa sería mi intervención, estaré feliz de que podamos platicar un poco, fue muy interesante para mí porque además en mi universidad el discurso es, pues sí muy universitario, yo soy profesor para la Panamericana donde todo sigue teniendo el semblante del profesorado, entonces estoy muy contento de estar en un espacio más relajado y que se presta más al diálogo. Intervención A Una primera pregunta que te haría y la digo de paso porque creo que es importante que hablen los demás. Entiendo que tu pregunta invita a la conversación, pero hablas de después del discurso capitalista como después de la Primera Guerra Mundial, es decir, hay una especie de, ¿no pensarías por ejemplo que justo el discurso del analista sería lo que podría revertir esta idea? Es que de repente parece como muy apocalíptico, ¿no?, lo que estás planteando, después de eso ya no existiría el amor, me parece que habría que plantear cuáles son las opciones, incluso desde Lacan el lugar del analista, incluso lo pienso como alrededor de lo que nosotros estamos haciendo acá, alguien que no está buscando ningún tipo de ganancia con esto, que está en el desperdicio o en el despilfarro de sus utilidades, creo que se engancha con las discusiones que estaban antes, es decir, la cuestión empresarial nosotros no estamos buscando esto y justo es interesante ver cómo actualmente se ha dado una dimensión muy empresarial de los psicoanalistas y efectivamente pensar que una manera de hacer o sortear eso es hacer las cosas sin ningún fin deja tú lucrativo, académico, sin ningún afán de renombre, insignia. Respuesta: Sí, sí; en principio la base del amor es su gratuidad. Estaría de acuerdo contigo. Sin embargo, personalmente, y esto tendrá que ver con síntoma personal, tiendo a ver las cosas de manera muy apocalípticas. Yo realmente veo el devenir contemporáneo como una suerte de resbaladero en la que no hay obstáculo que pare esto tan nauseabundo, pero reconozco que, sin duda, el discurso del psicoanalista sería un buen obstáculo. Pero sería un buen obstáculo que en este momento está agonizante porque se está pervirtiendo, precisamente, porque se está volviendo una práctica empresarial; ahora uno puede ver en el transporte público el anuncio “Vaya usted con el psicoanalista, citas al 50% de descuento” Intervención A O del buen fin... [Risas] Respuesta: Exacto [Risas], tenga un buen fin y aléjese del goce. Intervención B La parte de esto apocalíptico me parece que es un gesto de franqueza, de honestidad y de valentía, remitirlo a algo de tu subjetividad también, más allá de la conjugación contemporánea, no cualquiera lo hace. Me hiciste recordar, en todo lo que estabas diciendo, el testimonio o los testimonios de María Cristina Giraldo porque precisamente hay algo muy interesante sobre lo que ella testimonia sobre el amor, ella [inaudible] primer amor estaba en el orden de lo imposible, puras cartas y eso no llegó a nada, luego estaba en el orden de lo necesario, del estrago, justamente ella “se casó” con el bebé Gerber y por eso lo traigo, por el bebé Gerber que la mamá y la hija veían el anuncio del bebé Gerber, en un discurso casi delirante en el que hace suponer que de tanto mirarlo iba a salir una criaturita de ojos verdes, y ella mulata. Entonces hay una posición de estrago muy fuerte para ella allí, cuando se le regresó la marca “una negra como tú”, termina diciendo, estos testimonios en este sentido. Y hay un punto en donde ella habla [...] y dice que no le importa por qué a ella la aman. Y me parece que dice mucho de cómo hay esta posibilidad no de acabar con el discurso capitalista, sino Lacan habla de la salida, la salida, pero la salida es de cada cual porque finalmente entras porque está tu pulsión de muerte ahí, es un buen ejemplo de la salida, ese psicoanálisis también existe, no está moribundo; hay muchas denominaciones de las cuales aprender y leer, eso al menos no está moribundo. Intervención A Incluso de lo que hablaban en la otra mesa, las formas del lazo también podría ser una opción como salida al... Intervención C Tres ejemplos, rapidito, en el caso de la mesa de Ángel que yo le quería decir que el niño de mi familia, infortunadamente, la familia lo convenció de que hiciera la tarea de la papaya. Y creo que es un ejemplo de aceptar al Otro en la cultura como límite, en lugar de ir a la escuela, como se hace ahora, dentro de estos ideales a reclamarle a la maestra o sea a que ella tenga que cambiar. Bueno, ese es un ejemplo de lo que hace obstáculo. Y dos ejemplos más también de cómo se hace obstáculo pero que se me ocurrieron mientras tú estabas hablando y después quería preguntarte algo más respecto a la incompletud y lo del no-todo. Yo recuerdo de chiquita que estaba yo creo púber y uno se pone super grosera, y mi mamá estaba bailando y divirtiéndose con la familia, yo la vi bailar y de pronto le dije ‘¿qué estás tomando?’, ella no me dijo nada, se acercó y me dio una cachetada, ni siquiera fue que me marcó, fue violenta, fue una cachetada que me dolió moralmente, o sea quedé en ridículo total, pero esa cachetada a mí me hizo amar a mi madre. Entonces, el otro punto es un joven que se analiza conmigo que estaba en una cosa muy fuerte de esto, de esta cosa pulsional, yo la verdad es que no sabía si lo iba a poder atender, ni si quiera quería plantear demanda exacta de “qué me pasa” sino que los demás, los demás. Ahí lo único que me dijo es fumo, bebo y me drogo en exceso. Pero yo incluso intentaba decirle algo, así fuera una pregunta y no quería, yo corté la sesión y entonces me escribe diciéndome “cuánto es que te voy a pagar, dime y yo te pago la consulta” como tratando por medio del dinero que yo accediera a atenderlo no importa lo que él tuviera que decir, entonces yo le dije que no sabía si las consultas iban a funcionar que primero esperáramos a la otra consulta para ver. En la próxima cita él llegó y me dijo “me hizo mucho bien”, yo pensé en la cachetada de mi mamá, “me hizo mucho bien la última sesión, me sentí más tranquilo” y empezó a decir “mi problema es este y este”; la verdad a mí me sorprendió mucho que haber cortado la sesión que haber cortado la sesión tuviera ese efecto; entonces me parece que más por los ideales, no debemos hacer esto, no debemos hacer lo otro, etcétera que no sirve, sino que es como poner como dice Lacan poner un taco de manera en un sitio para que no ruede algo, me parece que por ahí algo puede funcionar. Respuesta: Sí, definitivamente; en principio así sería. O coincido con esta visión, efectivamente, en principio así sería. Mi visión es que la tendencia no va por ahí. Aunque efectivamente, como dice Ángel, el asunto es que están surgiendo colectivos como este que están haciendo trabajos muy interesantes y que se están planteando tradiciones que van a funcionar como estas trancas, sin embargo, no creo que sean lo mayoritario. Pero es mi lectura, desalentadora porque... me gusta el desaliento. [Risas] Intervención A Bueno yo te invitaría a pensar en esto, no establecer una ley de formalización previa a través de la cual tuvieras una expectativa y te abrieras a la posibilidad de acontecimiento que pudiera suceder. Sobre todo desde el lugar del analista. Intervención D Lo que me provocó un poco la pregunta o las preguntas que trae Víctor, primero lo que dice Roque Farrán de hacer el duelo de la sociedad fantaseada; me parece importante esto, me llama mucho la atención cómo dices “después del capitalismo” porque es provocador, o sea a mí no me importa si está mal la retórica pero me provocó y eso está chingón. Justo porque creo que me trajo a la mente esta idea de cómo hacer el duelo de la sociedad fantaseada y justo me vino a cuenta la idea del texto de Miller del “Orden simbólico en el siglo XXI” y esto del a-muro, ¿no?, que tendría que ver con atravesar ese muro imaginario, y tal vez otras formas de amor, otros modos de amor, que creo que es lo que Alba decía del análisis; pensando el amor, no sé, algo que tal vez introduciría en capitalismo-amor que estás trabajando sería violencia. Yo. La idea de la violencia en Lacan es muy interesante porque va a decir que es ahí el límite donde termina la palabra. Entonces esta idea de lo violento en el capitalismo gore como dirán varios autores me parce muy interesante que se haga como en este ternario que propone Farrán o sea cómo se empieza a anudar ahí el amor, el capitalismo y bueno, yo lo estaba pensando en la violencia porque lo contrario del a-muro lo estoy pensando como la violencia, es decir, eso que no es palabra y que no tiene que ver con la agresividad... Intervención A Es el “fuera de la política” de Milner... Intervención D ¡Exactamente! Justamente ahí, ese fuera de. Entonces me parece que la idea de violencia podría provocarte más reflexiones, bueno no sé, justo por todo este desmadre que se trae entre parejas tóxicas y todo este desmadre que se traen del “foreveralone”, esta idea de “no, es que es dependiente de tal” y creo que ahí podrías o se podría dar cuenta de estas otras formas de amor que están siendo provocadas por el orden simbólico así, este de victoria al porno qué consecuencias trae para el amor y para la violencia. Tal vez yo estoy contraponiendo el amor y la violencia y no sé si sea lo más adecuado. Eso lo advierto. Pero me provocó mucho, está bien chingón lo voy a seguir pensando esto... [Risas] Me dejo así como, ¿qué hay después del capitalismo si esto no es capitalismo? O ¿Qué va a haber después? Y me trae mucho a colación esta idea de cómo hacer el duelo de un objeto que nunca se tuvo, dice Farrán. ¿Cómo se hace ese duelo? Sí pensando como análisis, pero me parece que Farrán está tratando de pensar lo singular pero también está acercándose o coqueteando en un ir y venir entre lo singular y lo universal. Entonces me gustó mucho tu participación. Respuesta: Gracias Intervención A Ahora uno de los problemas, justo cuando lo señala, es que vivimos en un mundo tan de lo ilimitado que pensamos que no hemos tocado fondo. Bueno cuando tú lo piensas así que “después del capitalismo” en realidad yo siempre estoy pensando en que va a venir algo peor que esto, no siento que ya llegamos al punto en el que ya llegamos al fondo entonces, tal vez era ahí, impensable el “después”. ¿Quieres decir algo? [Ofrece el micrófono] Respuesta: No es necesario.
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