Por: Hugo Toro Seguramente no es raro para el analista formado o para el psicoterapeuta de corte psicoanalítico encontrar ocasiones de la vida cotidiana donde se muestran a todas luces los mecanismos inconscientes que defienden la estabilidad mental de los embates de la angustia y las pulsiones, por lo que supongo que lo que quisiera transmitir aquí, únicamente como un refuerzo a lo que ya todos conocen, no será tomado como psicoanálisis silvestre sino como una ocasión que deseo aprovechar para hablar con brevedad de un mecanismo central de la práctica psicoanalítica: la renegación. Fue ayer cuando yendo en transporte público tuve ocasión de escuchar una conversación poco usual entre un hombre joven y su acompañante una joven. El punto de discusión era el VIH, afección que ha asesinado a millones de personas a lo largo de los años y que aún no tiene una cura definitiva; mientras la joven se mantenía discreta escuchando con atención el joven argumentaba con vehemencia cómo él no creía de ninguna manera en el VIH, para él todo se trataba de una conspiración que había producido millones para la industria farmacéutica, la sustancia del argumento era que todo era un invento el cual se le repetía tanto a los contagiados con VIH que terminaban por “creerse” la enfermedad, lo cual concomitantemente les traía el fatídico desenlace mortal. Fue el cierre de sus argumentos el que llamó poderosamente la atención y no tanto su ignorancia sobre el tema, cerró todo cuanto decía con una frase: “El vih es real pero no existe”. Por supuesto la frase en sí misma resulta un tanto cómica, sugiere un error lógico que no puede sostenerse más allá de una tomadura de pelo, sin embargo, más allá de las lecturas superficiales que podríamos hacer sobre la frase, deberíamos intentar darle un sentido todavía más profundo. Por supuesto ya anticipé lo que deduzco de esta afirmación, no se trata de otra cosa que del conocido mecanismo de defensa “renegación”. Pues cómo si no podemos llamar aquella condición que tomando consciencia perceptual del hecho, supone al mismo tiempo una negación de él. En su artículo de 1927 dedicado al Fetichismo, Freud se acerca a dar una definición de renegación, declara: “[…]La situación que consideramos revela, por el contrario, que la percepción se ha conservado y que se ha puesto en juego una acción sumamente enérgica para mantenerla repudiada (renegada).” (Freud, 2017, p. 2994) No es cierto que el sujeto abandone la percepción de la realidad, al mismo tiempo que la acepta la repudia (reniega); por supuesto, nos dirá Freud más adelante, todo esto sólo es posible gracias a los principios o leyes que rigen el inconsciente, tal como la coexistencia sin oposición de dos términos que esencialmente suponen una contradicción del orden lógico en el pensamiento preconsciente o más aún del proceso secundario de realización de la mente. Siguiendo el encuentro que tuve, el muchacho claramente reconocía la enfermedad, incluso el padecimiento de sus amigos de quienes decía varios estaban infectados, sabía las consecuencias, llegó a decir “es horrible morir de eso”, pero aún cuando es claro que acepta la percepción de la realidad es también claro que la reniega; como el título del famoso artículo de Octave Mannoni “Ya lo sé, pero aún así”(1979), el sujeto sabe perfectamente lo que la realidad le escupe, una enfermedad incurable, que en sí misma revive las terribles angustias de desintegración y que suponen al mismo tiempo una angustia tremenda que amenaza al Yo con sus cualidades ominosas que aproximan al orden de lo Real. Acompañando a la percepción de la realidad viene de inmediato una renegación: “es real, pero no existe”, que busca superar las ansiedades que el elemento instigador provoca. Por supuesto, el evento es sencillo y no hay mucho más que declarar, por lo demás, quedaría decir que este mecanismo, supone una composición reflejada de la resolución del Complejo de Edipo, una resolución que desemboca en una estructura perversa de la mente cuando el mecanismo de la renegación supera y reemplaza al de represión, el perverso es en esencia un renegador por definición, implica necesariamente una construcción que revela el sentido de sus ansiedades: la castración. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: Freud, Sigmund. (1927), “El fetichismo”, Obras completas de Sigmund Freud Tomo III, Ed. Biblioteca Nueva, México: Ciudad de México. Mannoni, Octave. (1979), “La otra escena: claves de lo imaginario”, Ed. Amorrortu. Buenos Aires, Argentina.
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Noviembre 2024
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