POR: V. H. TORO Self-Portrait as St. Sebastian (Egon Schiele)
Para abrir éste breve ensayo, podríamos decir que básicamente la represión es algo del orden de lo inconsciente, es la puesta en acto del desalojo de elementos psíquicos del estrato de la consciencia para mantenerlos en el plano inconsciente; al mismo tiempo, que sería una intención permanente del Yo hacia las pulsiones, su emergencia directa suscitaría grandes cantidades de angustia y el Yo echa mano de la represión para mantenerlas desalojadas de la conciencia. Antes de operar la represión, en los momentos primitivos del desarrollo, la mente se defiende mediante otras modalidades de defensa (que Klein brillantemente expuso a lo largo de toda su carrera: la proyección, negación, idealización, etc.), modalidades que en aquel estado primitivo de la mente en que están más asequibles los montos pulsionales resultan más satisfactorias y eficaces de lo que resultaría propiamente la represión, esto, por lo avasallador de tales contenidos, siguiendo las ideas kleinianas, claro está. Debemos tener en cuenta, que lo que hace la represión es “mandar” el representante representativo (imagen, idea, ya en un orden de lenguaje) al inconsciente; todo representante representativo tiene tras de sí un monto de afecto (catexia, carga de afecto, montante, etc. En el lenguaje del primer Freud). La represión divide al representante representativo de su catexia afectiva (monto de energía), al representante lo muda al inconsciente, mientras que el segundo (el afecto) puede sufrir tres destinos posibles: es sofocado, se transforma en cualquier otro afecto o se descarga en forma de angustia. Si la represión opera de manera eficaz, no se tendrán noticias del afecto. Freud tratará de distinguir cómo ocurre con la represión en cada una de las neurosis, en este sentido sus elucidaciones básicas serían:
Como veremos, la intención de la represión estará plagada de la consigna “divide y vencerás”, de ése modo opera, básicamente hablando la represión. Ahora bien, existen tres momentos que Freud distingue en relación a la represión, a saber:
Podemos concluir éste breve resumen sobre la represión recordando que lo reprimido se hace representar por otra cosa en el consciente y en el preconsciente. La represión secundaria se manifiesta en los “retoños” de lo reprimido, es decir, por una representación que este en conexión pero no sea fácilmente reconocible con la representación original, naturalmente por medio del desplazamiento y la condensación, términos con los que asumimos que el lector ya se encuentra familiarizado y en los que no nos vamos a detener para explicar. Concluimos pues, con éste resumen, muy general, pero esperamos que al menos claro sobre la naturaleza de la represión y su lugar en el funcionamiento psíquico. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: Freud, S. (1915), “La represión”. Tomo XIV, Obras completas. Ed. Amorrortu. Pp. 135-152.
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Julio 2023
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